lunes, 1 de septiembre de 2008

la planificación

En mi trabajo, estoy acostumbrado a hacer planificaciones. Habitualmente las hago con una de esas bellas herramientas que Dios nos ha entregado a través de su voz en el mundo, el señor Bill Gates. Pues bien, en esas planificaciones, ponemos las diferentes tareas que se tienen previsto hacer, con sus responsables, sus fechas estimadas de finalización, etc. Una vez que la planificación está hecha se trata de realizar su seguimiento para validar que todo lo que un día planificaste se va llevando a cabo en los tiempos previstos, en caso de que algo no vaya en los tiempos previstos, se deberá estudiar por qué, ajustar la planificación, tomar las medidas oportunas para reconducir la situación, etc.
Todo este rollo viene porque si bien estoy acostumbrado a esto en mi vida profesional, no lo estoy en mi vida personal. ¿Debería realizar una planificación de eso?, ¿cuánto debo estar en mi actual trabajo? ¿cuándo debo casarme? ¿cuándo el primer niño? ¿cuándo comprarme un piso? … (aunque luego pueda haber reajustes)

2 comentarios:

nhf dijo...

Este post da un poco de miedo, a saber qué te está pasando por la cabeza para pensar este tipo de cosas.

Centrándonos en el tema, no merece la pena planificar nada, ya que los plazos nunca se cumplen, con lo que al final acabas teniendo mucha presión y una chapuza de resultado.

La estatua del jardín botánico dijo...

Pregúntale a Bill Gates. Fijo que tien la solución. Y si no la tiene, se la inventa y la vende. No sé, chaval. Creo que en la vida personal es muy poco lo que se puede planificar. Más bien creo que se trata de buscar.